Presupuestos Generarles del Estado 2014:
Del Estado del “mal-estar” a las políticas de beneficencia
La mentira como método y la sistematización de la misma, es la política practicada por todos los estados, europeos, occidentales, orientales y de cualquier parte del planeta. Sus políticas se constituyen sobre la mentira, para que la poblaciones “traguen con ruedas de molino” y, de esta manera, acrecentar el “reino de la injusticia social”.
Los
Presupuestos Generales del Estado (PGE), los del 2014 y si tiramos para atrás, diríamos que desde sus orígenes en cualesquiera de los regímenes políticos que hemos padecido, no son generales, es decir, no se presupuesta en base a la riqueza producida global en un año y, por lo tanto se tendrían que articular las políticas fiscales más adecuadas para que, quien más gana, más aporte a la bolsa común (ingresos), y queésta sea repartida (gasto) proporcionalmente en función de las necesidades sociales, para que reciban lo suficiente y necesario, todas las personas de esa sociedad que tienen necesidades sociales reales: educación, cultura, sanidad, salud, vivienda, empleo, cuidados, prestaciones sociales, pensiones, etc.
Los PGE son mentira, desde su “planteamiento” retórico, pues no se presupuesta para la mayoría (generales) que compone ese estado, sino que se presupuesta para el beneficio de una minoría y, además, se presupuesta no sobre los ingresos (la obligación que tiene el estado de realizar políticas fiscales impositivas que cumpla con el deber de hacer pagar a todos en función de sus ingresos), sino sobre el gasto.
Y, así, el estado decide que “como me niego a exigir a la gente de mi clase (empresarios, ejecutivos, capital financiero, bancos, fondos de inversión, etc.) que pasen por ventanilla y paguen los impuestos que les corresponden”, voy y digo, y hago, que el gasto en sanidad, en vivienda, en educación, en cultura, en políticas de empleo, en prestaciones de desempleo, asistenciales, en dependencia, en pensiones…, en definitiva, todo lo que es gasto necesario y obligado para cubrir las necesidades sociales, se recorta y se recorta.
El daño es doble, porque no sólo se agranda el reparto injusto y desigual de la riqueza que produce la mayoría social(fundamentalmente clases asalariadas), sino que, además, se expropia, es decir, se roba por parte del Estado los bienes comunesque le pertenecen a la mayoría social y, la parte del robo legal que hace el estado, se la entrega a la minoría social (sistema financiero fundamentalmente, grandes empresarios y la minoría privilegiada).
Y, por otra parte dicen a la sociedad que las cosas son al contrario, que lo hacen por “nuestro bien”, con lo cual atentan (dañan) tantonuestra dignidad (sobre todo), como nuestra inteligencia.
“Presupuestar” sobre el gasto y no sobre los ingresos, nos lleva a aberraciones humanas, como la siguiente, que en el 2014 solamente en intereses de la “deuda” se les va abonar a los fondos buitres (entre los cuales nuestra Banca “española” es tenedora de dos tercios de esa “deuda”) 36.662 millones de euros y, con cerca de más de 1 millón de personas paradas desde que el PP “gobierna”, -[superando los 6 millones de personas “desahuciadas del trabajo”]-, por prestaciones de desempleo el “estado del PP y sus amigos de clase” ha decidido gastar solamente 29.727 millones de euros.
Se trata de unos presupuestos elaborados en el marco de la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria, que “persisten en el objetivo de conseguir una mayor racionalización del proceso presupuestario a través de la confluencia de las mejoras introducidas a nivel de sistematización, en tanto que se procede a la ordenación económica y financiera del sector público estatal, así como a definir sus normas de contabilidad y control, y a nivel de eficacia y eficiencia”.
Afirman, que los PGE persiguen garantizar “la sostenibilidad financiera de todas las Administraciones Públicas, fortalecer la confianza en la estabilidad de la economía española, y reforzar el compromiso de España con la Unión Europea en materia de estabilidad presupuestaria”, y sin ningún tipo de pudor ni ética política, afirman que estos PGE “profundizan en la reducción del gasto público dentro de un contexto de consolidación fiscal, de acuerdo con las orientaciones y recomendaciones establecidas por la Unión Europea”. A sus órdenes Troika.